Una vez más voy a tener la oportunidad de aconsejar a quien quiera escucharlo una forma, bastante diferente de lo habitual, de llevar a cabo Proyectos Emprendedores y no muy alejada de lo que por desgracia es un activo bastante escaso y que denominamos sentido común.
Parece evidente que a nadie, o prácticamente a nadie, que le gusta conducir le tiene que gustar fabricar su propio coche y tampoco saber cómo se construye o como se repara un vehículo. En todo caso si la afición es de esas que corren por las venas como mucho se optara por estudiar, o así debería ser, alguna disciplina relacionada con la materia para lograr en el menor espacio de tiempo la mayor destreza posible.
Pues en esto de emprender no está siendo así, al contario y lo digo porque estoy acostumbrado a dar con multitud de jóvenes tremendamente talentosos que están súper seguros de haber descubierto la molécula que va a salvar a la humanidad y que aseguran que si la raza humana se extingue va a ser por nuestra culpa porque no se ha invertido en ellos.
Es posible que tengas la mejor idea del mundo, pero eso no es suficiente para triunfar.
Estos jóvenes con talento son tan tenaces y persistentes que al final encuentran a alguien que se enamora locamente de su entusiasmo, que no de su molécula, y consiguen financiación para abordar el proyecto de manera más o menos holgada. Con este mix ya tenemos el lio armado.
Recordando el famoso chiste de que el matrimonio solo cambia al hombre pues a la iglesia entran hombre y mujer y de ella salen marido y mujer, esta unión de hecho de la que hablamos ahora también afecta solo a uno de sus miembros, véase que en la notaria entran emprendedor e inversor y salen gerente e inversor.
A partir de aquí el primero de ellos toma el rol, como no, de gerente y lleva a cabo las tareas propias del cargo contratando al equipo del proyecto seleccionando para ello a amigos y amigas e intentando organizar como nadie le ha enseñado una empresa, después alquila unas grandes oficinas, se compra un gran vehículo y tanta responsabilidad al final acaba por impedirle desarrollar la molécula que va a salvar a la humanidad.
Si queréis averiguar si nos vamos a extinguir o no y conocer el final de esta historia os invito a averiguarlo el próximo 24 de noviembre en la charla “Qué debes tener claro para no fracasar con tu proyecto” que impartiré en el XIII Congreso Anual de Directores de Proyectos que se celebrará en el Hipódromo de la Zarzuela y que organiza el Capitulo de Madrid del Project Management Institute PMI Madrid.
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